Indicadores de Maltrato Infantil
 
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       El niño no sabe defenderse ante las agresiones de los adultos, no pide ayuda, esto lo sitúa en una posición vulnerable ante un adulto agresivo y/o negligente. Los niños que sufren maltrato tienen múltiples problemas en su desarrollo evolutivo, carencias emocionales, conductuales y socio-cognitivas que le imposibilitan un desarrollo adecuado de su personalidad. De ahí la importancia de detectar cuanto antes el maltrato y buscar una respuesta adecuada que ayude al niño en su desarrollo evolutivo.

       Los problemas que tienen los niños maltratados se traducen en unas manifestaciones que pueden ser conductuales, físicas y/o emocionales. A estas señales de alarma o pilotos de atención es a lo que llamamos indicadores, ya que nos pueden "indicar" una situación de riesgo o maltrato.

       En algunos casos el maltrato es evidente: si encontramos un niño vendiendo chicles en la calle o mendigando, no cabe duda de que estamos ante un caso de explotación. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones sólo dispondremos de indicios que nos permitan deducir o sospechar de un posible maltrato.

       A continuación exponemos una serie de indicadores que nos pueden ayudar en nuestra observación, sin embargo hay que tener en cuenta que éstos por sí solos no son suficientes para demostrar la existencia de maltrato sino que además debemos considerar la frecuencia de las manifestaciones, cómo, dónde y con quién se producen.

       Por ello es importante saber interpretar estos indicadores y no quedarnos ante ellos como observadores o jueces de una forma de ser ante la que no podemos hacer nada. Estos indicadores no siempre presentan evidencias físicas (por ejemplo: algunas formas de abuso sexual, maltrato psicológico...) sino que pueden ser también conductas difíciles de interpretar.

Algunos de los indicadores, entre otros, que se suelen dar son:

En el NIÑO:

  • Señales físicas repetidas ( morados, magulladuras, quemaduras...)


  • Niños que van sucios, malolientes, con ropa inadecuada, etc.


  • Cansancio o apatía permanente (se suele dormir en el aula).


  • Cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente.


  • Conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes.


  • Relaciones hostiles y distantes.


  • Actitud hipervigilante (en estado de alerta, receloso,...).


  • Conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su edad.


  • Conducta de masturbación en público.


  • Niño que evita ir a casa (permanece más tiempo de lo habitual en el colegio, patio o alrededores).


  • Tiene pocos amigos en la escuela.


  • Muestra poco interés y motivación por las tareas escolares.


  • Después del fin de semana vuelve peor al colegio (triste, sucio, etc.).


  • Presenta dolores frecuentes sin causa aparente.


  • Problemas alimenticios (niño muy glotón o con pérdida de apetito).


  • Falta a clase de forma reiterada sin justificación


  • Retrasos en el desarrollo físico, emocional e intelectual


  • Presenta conductas antisociales: fugas, vandalismo, pequeños hurtos, etc.


  • Intento de suicidio y sintomatología depresiva.


  • Regresiones conductuales (conductas muy infantiles para su edad).


  • Relaciones entre niño y adulto secreta, reservada y excluyente.


  • Falta de cuidados médicos básicos.


  • En los PADRES y/o CUIDADORES:


  • Parecen no preocuparse por el niño.


  • No acuden nunca a las citas y reuniones del colegio.


  • Desprecian y desvalorizan al niño en público.


  • Sienten a su hijo como una "propiedad" ("puedo hacer con mi hijo lo que quiero porque es mío").


  • Expresan dificultades en su matrimonio o vida de pareja.


  • Recogen y llevan al niño al colegio sin permitir contactos sociales.


  • Los padres están siempre fuera de casa (nunca tienen tiempo para...).


  • Compensan con bienes materiales la escasa relación personal afectiva que mantiene con sus hijos.


  • Abusan de substancias tóxicas (alcohol y/o drogas).


  • Trato desigual entre los hermanos.


  • No justifican las ausencias de clase de sus hijos.


  • Justifican la disciplina rígida y autoritaria.


  • Ven al niño como malvado.


  • Ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o bien no tienen explicación.


  • Habitualmente utilizan una disciplina inapropiada para la edad del niño.


  • Son celosos y protegen desmesuradamente al niño.


       Estos indicadores pueden observarse en otros casos que no necesariamente se dan en niños maltratados, la diferencia más notable es que los padres maltratadores no suelen reconocer la existencia del maltrato y rechazan cualquier tipo de ayuda, llegando a justificar con argumentos muy variados este tipo de acciones; en cambio los padres con dificultades suelen reconocerlas y admiten cualquier tipo de ayuda que se les ofrezca.

Fecha de actualización: 4 de Diciembre de 2008

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